jueves, 31 de diciembre de 2015

Oración para iniciar el Año Nuevo



Oración para iniciar el Año Nuevo


Prepárate para recibir el Año Nuevo y con él consagrar a Dios tu hogar


Siempre es hermoso comenzar el año en gracia de Dios, y como en toda fiesta, buscamos engalanar y hacer todo lo posible para vivir un año en compañía de Cristo.





El católico siempre se ha caracterizado por preparar con símbolos sus momentos, como por ejemplo, la ceniza que nos prepara para la cuaresma, el cirio Pascual que nos prepara para la Pascua, la Corona de Adviento que nos abre paso a la Navidad, y así una serie de símbolos que además de ser un adorno nos recuerdan nuestro ser como cristianos.





En diciembre no podía ser la excepción: la preparación para el nuevo año es una noche donde muchos esperan en familia las doce campanadas para realizar una serie de ritos. En la actualidad se conocen una y mil formas de “esperar el año nuevo”: que las doce uvas, que las maletas, que barrer la casa, que aventar monedas en la casa, poner objetos en el hogar, etc., desde lo más simple hasta lo más extraño, sin embargo, caemos de forma consciente o inconsciente en un agujero obscuro lleno de supersticiones poniéndolas incluso por encima de la Eucaristía y nos olvidamos de ir a agradecer al Señor por todo lo que nos ha dado y pedirle lo que necesitamos para el año que viene.







Las 12 velas y el agua bendita

Hay signos verdaderamente cristianos que muestran nuestra pertenencia a Cristo. Uno de ellos son las 12 velas, que nos representan la presencia de Dios con nosotros, un Dios que ilumina y que da calor en los hogares.





La tradición de las 12 velas consiste en consagrar nuestro hogar cada mes para que Dios esté presente; se debe encender cada veladora el día primero. Otro de los elementos que nos ayudan es el agua, no como un mero objeto, sino como un símbolo que nos recuerda nuestro bautismo. El agua ha de servir para bendecir nuestros hogares, para rociar cada rincón de la casa e invitar a Cristo a que siga siendo parte de la familia.







Bendición del hogar

Después o antes, según la costumbre o la posibilidad, de haber celebrado la misa y de haber bendecido el agua y las velas, nos disponemos en familia a bendecir este hogar, con la memoria de nuestro bautismo que nos recuerda nuestra pertenencia a Dios. En un momento de silencio pidamos personalmente la Bendición de la Santísima Trinidad y la intercesión de María nuestra Madre (mientras se rocía el agua bendita para consagrar el hogar a Dios se puede rezar un misterio del santo Rosario).





Ahora, después de recordar nuestro bautismo, pidamos a nuestro Padre único y trino, que sea la llama que alumbre este hogar en los momentos de oscuridad, y que su calor sea el que nos mantenga unidos, que sepamos afrontar las tribulaciones y vivir las alegrías siempre unidos (entonando un canto al Espíritu Santo se enciende la primera vela). Se termina con el rezo del Credo, recordando nuestra profesión de fe.
 
 

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